.

http://www.deculture.es/wp-content/uploads/2011/06/blood-c.jpg

domingo, 7 de junio de 2009

Fotos arbol de sakura











Aqui estan las fotos, elijan las que quieran. Este es el kanji que significa sakura.

















sábado, 23 de agosto de 2008

The true SIyP histories: encontramos un profesor vasco (ya no sabemos que hacer para llamar la atención)

Siendo sábado a la medianoche y no habiendo nada interesante para ver en la tele, me puse a buscar canciones en euskera a pedido de mi mamá (no fotografía disponible). No saben que es "euskera"? Visiten la página del Centro Vasco y averiguen por sus propios medios. En fin, el caso es que el aburrimiento ya empezaba a invadirme cuando nos pusimos a hablar acerca de todos los apellidos vascos que existen en el país y que la mayoría ignora que son de ese origen. Entre ellos hemos encontrado un interesante exponente de cierto profesor de cierto seminario. Pero al igual que t casi todos los apellidos tiene en su orgien un signficado (aunque a veces no sea algo tan impresionante como la gente suele creer). Por fortuna este no es el caso, es más, es el tema que da puntapiéa este posteo.

Resulta ser que "Irigaray" en realidad es la unión de dos palabras (algo muy frecuente en el esukera) que al pasarse al castellano vaya a saber porqué cambiaron algunas letras, aunque no modifique en nada su pronunciación.

Iri (en euskera "Hiri") significa "ciudad", mientras que "garai" es "arriba", así que "Irigaray" vendría a ser algo así como "ciudad arriba,"o "ciudad en lo alto".

Bien, esta ha sido la sección cultural de hoy. Si visitás este blog y te interesa conocer el significado de tu apellido pero no querés pagar $10 por esa hojita donde te imprimen el significado de tu apellido, dejame un mensaje ahí abajo en el botón correspondiente en nuestro nuevo servicio de "averiguación de identidad"(por favor avisen de que origen es al menos, pero si se llaman "Perales" ni se molesten porque no hay nada oculto).

Y como dirían en Euskal herria "Agur!", es decir "Chau!".

miércoles, 20 de agosto de 2008

Jem: cuando la tecnología sí materializaba nuestras fantasías

Bueno, para revivir un poco el posteo de este blog, he decidido abrir una sección dedicada a películas y series que de algún modo se conectaban con el imaginario tecnológico. Hoy le toca el turno a "Jem & The4 Hollograms", aquella serie yankee de chicas (una de las muy pocas que hubieron para el público femenino) que cantaban al ritmo del rock ya pasándose al pop cuando todavía no era mala palabra. Cómo que "quién era Jem, yo no me acuerdo?". Vamos, no se hagan los pendejos (ni los machos, porque seguro tuvieron alguna hermanita que les hacía de coartada para ver la serie).

El argumento va más o menos de esto:
Cuando la inocente Jerrica Benton queda huerfana junto a su hermana Kimber, deben seguir luchando por sobrevivir. Jerrica se da cuenta que Erick Raymond presidente actual de Starlight Music planea dejarlas en la calle, decide no permitirlo, pero lo que Jerrica no sabe es que su padre le dejo unos pendientes...

Cuando Jerrica los recibe aparece Synergy una mujer muy extraña que la lleva al autocinema abandonado en donde esta escondida la super computadora tipo sintetizador de entretenimiento Synergy capaz de hacer hologramas gracias a esto Jerrica se transforma en la cantante Pop Jem y su grupo The Holograms integrado por Shanna, Aja, y su hermana Kimber.

Ah... insisten en no acordarse, vamos a refrescarles la memoria...




Y ahora seguramente se preguntarán porque esta serie se encuentra en el blog creado para este seminario. Pues por la computadora Synergy... Tal como explica el artículo de wikipedia esta máquina tenía la propiedad de transformar a Jerrica con sus hologramas en una mujer bella y rutilante, en otras palabras en una star.
La única pena es que aunque hace casi veinte años que la serie terminó, la holografía o no está tan desarrollada o no sirve para lo que nos prometieron. El Siglo XXI no nos encontró ni viviendo en la Luna ni en ninguna otra cosa copada, excepto la Internet.
La serie quizás si tenía algo de profético, y es como la tecnologías ayudan a una persona común a volverse de la noche a la mañana en una estrella... pero con la diferencia de que Jerrica sí tenía talento, cosa que no sé si pueden decir algunas Idols actuales, porque Synergy hacía muchas cosas pero no le modificaba la voz.

A los que quieran sugerir series del recuerdo o no tanto para comentar en este blog pueden hacerlo allí dejando un comentario. Este post va dedicado a Jael, nuestra filósofa contemporánea, quien es fanática de esta serie, que no será anime, pero se le acercaba bastante.

sábado, 2 de agosto de 2008

Crónica VV: no humanos en Rosario (tengo que dejar de hacer este chiste)

BubbleShare: Share photos - Powered by BubbleShare


Las palabras y las cosas. Así dice el título de una de las obras de Foucault. En un principio, cuando leí ese texto no entendía qué había tratado de decirnos. Pero al ver a esta nena jugando en el Parque España, me di cuenta que las palabras y las cosas constituyen nuestro mundo como humanos. Mientras las palabras están en algún lugar de nuestras capacidades psíquicas, las cosas (los no-humanos) están por fuera nuestro. Pero estamos tan acostumbrados a convivir con ellos de pequeños que los sabemos distintitos, pero ya no podemos imaginarnos sin ellos.
En el nivel 11 (ecosistema) pensé que quizás Latour exageraba con respecto a la fusión de humanos con los no-humanos, pero viendo estas escenas del parque me doy cuenta que en realidad el equilibrio es tan sutil que no alcanzamos a percibirlo con claridad. Ilusamente pensamos que un fin de semana a orillas del Paraná nos “desconecta” de la locura de esta vida en que el televisor, los celulares y los otros grandes no humanos de esta ciudad (los colectivos y los autos). No percibimos cuanto están los ambientes adaptados a nosotros mismos, y si viéramos la rivera tal y como es realmente, probablemente no la reconoceríamos. Creemos ilusamente que el hombre “se adueña” de la naturaleza. Pero en realidad, la naturaleza (como otro ente que yo considero, a diferencia de Latour, distinto a los dos anteriores), es quien nos dominaría, pues nos pone los límites sobre cuanto se deja ser conquistada. Gracias a nuestro matrimonio con los no-humanos, no la dominamos completamente, pero podemos acercarnos a ella, respetándola o destruyéndola. De todos modos, creo que pese a que existan las supercomputadoras más poderosas del mundo, jamás serán tan complejas como la poderosa psiquis del hombre, esto será hasta el día que comiencen a preguntarse, la misma pregunta que nosotros nos hacemos desde que tenemos conciencia: ¿Qué somos? ¿De dónde venimos? ¿A dónde vamos? Y corramos al parque a tomar contacto con “el sol, el aire y el verde” a ver si encontramos la respuesta.

miércoles, 9 de julio de 2008

Trabajo final seminario TICs (fragmentos) parte 2

Análisis semiótico

Principales componentes de la trama:

La trama se centra sobre cuatro pilares: el amor, la guerra (un contraste que Freud ya había puesto en evidencia hace más de un siglo), la historia y la tecnología. Sin embargo esta última no aparece como algo a lo que se menciona directamente, sino que se lo ve como integrante de la vida de los personajes en mayor o menor medida. Por un lado, tiene una valoración positiva, en el sentido que sirve para la recreación y el confort de la vida cotidiana. Por el otro, amenaza con destruirlo potencialmente todo, aunque irónicamente los personajes planean defenderse de la misma manera.

Escenario presentado:

La historia se sitúa en un pequeño pueblo de pescadores, situado en la isla de Hokkaido, la isla más fría de Japón por su cercanía al polo norte, cercana a la ciudad de Sapporo, pero lejana a la capital del país, Tokio, por tanto conserva todas las características de un pueblo: una sola escuela, un solo hospital, etc. El tiempo propuesto es durante el trascurso de una Tercer Guerra Mundial. Sin embargo, no hay ninguna característica que permita pensar que se trata del futuro, así que podemos concluir que es un presente alternativo, sin ninguna diferencia al mundo actual. Incluso la guerra es algo que ocurre “muy lejos” de los personajes.

Personajes:

Chise, tiene 17 años y es una estudiante de secundaria. Algo tímida y muy torpe (siempre aparece lastimada), regularmente se disculpa por todas las cosas que hace. Luego de confesar su amor a Shuuji como una prueba de coraje, ambos comienzan a salir. Por ser la única disponible en el momento de la operación, Chise es transformada por el ejército en un arma. Después de enfrentar varias batallas, comienza a pensar reiteradamente se está convirtiendo más en un arma que en humano, conforme pasa la serie Chise se va convirtiendo en una persona fría que piensa reiteradamente en la muerte propia y de los otros, rasgo que pierde cuando vuelve a encontrarse con su enamorado.

Shuuji es el compañero de clases y novio de Chise. Es un poco distante y frío. Tuvo una relación amorosa a temprana edad con la que confunde lo que es el amor, por tanto no sabe como actuar con su actual novia e incluso la trata mal, aunque cada vez se va involucrando más y más con ella hasta un punto sin retorno. Pese a conocer el secreto de Chise, se niega en todo momento a aceptar que ella no es una persona común. Uno de los traumas de Shuuji es que nunca puede proteger a los que ama, además de que se culpa por hacer sufrir a Chise y a los demás.

Las personalidades de Shuuji y Chise a simple vista parecen muy llanas, pero en realidad representan el contraste entre el ciborg, es decir una persona que incorporó las prótesis tecnológicas y alteró su comportamiento por esta causa, y las personas que tienen un uso de la tecnología más “tradicional”, y que solo se limita a sus lentes de ver de cerca y su walkman y bipper. En realidad, sólo podemos darnos cuenta de que Chise es un ser distinto porque tiene a Shuuji para mostrar como son las personas del promedio general. El resto de los personajes sirven a la trama romántica pero no son demasiado relevantes para el motivo tecnológico, que es el que nos interesa aquí. De todos modos merece una mención especial la Teniente Misuki, de las Fuerzas de Autodefensa de Japón, que si bien es un personaje creado especialmente para la serie de OVAs, aporta también con sus acciones, algunos contrastes interesantes de analizar.

Arcos arguméntales de la trama:

La historia se puede dividir en tres grandes espacios, los cuales tienen que ver con las tres transformaciones que sufre Chise en su cuerpo:

El primero y principal, que abarca dos tercios de la historia, va desde el momento que Chise se revela por accidente ante Shuuji que es “El arma definitiva” (no se la ve en momentos previos a esta transformación) hasta el momento que se terminan sus medicamentos para soportar los implantes y comienza a desfallecer. Shuuji debe entregarla al ejercito (del que está huyendo), pues son los únicos que poseen los medios para estabilizarla, porque los efectos secundarios de esta falta son altamente destructivos para ella y para los que la rodean.

El segundo va desde su vuelta del laboratorio de la Fuerza de Autodefensas hasta su encuentro nuevamente con Shuuji en el templo, donde al abrazarla él descubre que todo su cuerpo se ha convertido en robot, y aparentemente sólo queda de ella parte de su alma. Este momento termina un día después, cuando se da la batalla final contra los países enemigos de Japón. Chise decide destruir el pueblo, el único aun en pie, provocando un tsunami que arrasa con todo y el último bastión de la humanidad es destruido.

La tercera parte y que da un fin a la historia nos presenta a Shuuji como el único ser humano sobreviviente, ya que fue el único al cual el poder bélico de Chise pudo proteger, pues su función original es destruir. Shuuji encuentra una cápsula, que contiene un holograma de Chise, el cual le explica que su antigua novia ha muerto definitivamente, y sólo ha quedado esa cápsula que puede reproducir a través de un holograma la personalidad de ella. A su vez le explica que eventualmente y cómo es un ser humano con las funciones vitales normales, él también morirá, pero ella seguirá allí eternamente, acompañándolo. Esta es la versión de la historia original, y la que se ha cambiado tanto en la versión del anime, donde aparece una versión simplificada, pero que conserva el espíritu original, como en la de la película con actores reales[1].

A continuación haré un repaso a los principales imaginarios que circulan dentro de la historia de Saikano, pues en su gran mayoría podemos encontrar una analogía directa a las instituciones que existen en nuestra sociedad occidental actual y otros que son solamente entendibles dentro del marco de la cultura japonesa. En cada caso, serán aclaradas las diferencias pertinentes.


[1] La corrección política de la versión con actores es digna de destacarse. No solo elimina todos los aspectos “ríspidos” de las relaciones humanas han sido suavizados o totalmente eliminados, sino que el final es deliberadamente cambiado. Las Fuerzas de Autodefensa vienen a buscar a Chise y le explican que han llegado a un acuerdo entre los países beligerantes (siendo que en el manga/ anime no hay siquiera la intención de que esto ocurra), pero para ello obligan a Japón a dirimir sus armas, entre ellas El arma definitiva. Chise acepta, y el mundo se salva gracias su valentía de enfrentar la muerte y el sacrificio de Shuuji de perderla. Posteriormente, él encuentra la cápsula en el desierto donde Chise dejo grabada una voz con un ultimo mensaje para él. Más allá de la verosimilitud del final, es evidente que el mensaje total de la historia cambia radicalmente, para volverse una historia de héroes al estilo clásico donde el sacrificio de uno alcanza para salvarlos a todos, lejos de su impronta postmoderna y su mensaje de advertencia del verdadero peligro que atraviesa la humanidad.

La condición humana

a) Las funciones biológicas como signo e vida y el dominio del cuerpo

En el principio de la historia, después del bombardeo al centro comercial de Sapporo, Shuuji resulta herido y observa detenidamente su sangre. Luego ve entre la niebla a Chise en su estado de arma. Su corazón late cada vez más fuerte e instintivamente la abraza en silencio, luego dice:

“Aquel día, cuando abracé a Chise... su corazón no latía”, Saikano, capítulo 1.

Esta escena, además de reflejar la obvia necesidad del contacto físico con nuestros semejantes ante la sensación de desamparo y peligro indica algo más. Durante la Modernidad, lo real podía constatarse a través de los sentidos, de la comprobación empírica. De ese modo surgen la química, la física, etc. En la Postmodernidad esto ya no es posible. Sin llegar a lo virtual aún, la modificación del cuerpo por la tecnología, nos hace dudar constantemente de lo que los sentidos nos presentan, sobre todo los ojos y los oídos. Es común que un hombre se lleve una falsa impresión acerca de una mujer y al tener contacto físico directo, descubra que tiene alguna cirugía estética como las prótesis para agrandar los senos.

Posteriormente, Chise le dice que no entiende muy bien que le pasó a su cuerpo, pero que los científicos de las FA explicaron que su cuerpo como tal, habían dejado de funcionar. Shuuji la mira sin entenderla, pues por más que podamos comprobar que los sentidos nos engañan de modo racional, nuestra psiquis se niega a aceptarlo. No obstante, en un momento trata de convencer a Chise que se desnude. Cuando ella se queda sin camisa, él ve las marcas en el pecho producto de la alteración de sus funciones biológicas (Chise pertenece a la categoría de “integradores biotecnológicos” según lo dicho por Oehlert). Al ver las cicatrices, corre la vista y se aleja violentamente. Aquí se puede percibir otra característica de la condición humana: el rechazo por lo distinto, lo que no es posible de comprender. En ese sentido, el ciborg es un ser discriminado.

b) Los cuestionamientos sobre la identidad en relación al cuerpo.

Chise:

“Es mi propio cuerpo pero... ¿Qué soy yo?”

“Shuu, yo crezco cuando gano experiencia. Crezco cada vez más y más, cada vez me parezco más a un arma”

“Mi cuerpo... ya no podré volver a ser normal. Para ser precisos, no seré normal nunca más”. Saikano, capítulo 2.

Tanto trabajo sobre el cuerpo (trasformación, diría Yehya), provoca un cuestionamiento acerca de la identidad que recubre a ese cuerpo, no en términos de la búsqueda del origen, como en las etapas previas a la Postmodernidad, sino de la situación actual y por supuesto futura. Recordemos el caso de las cirugías estéticas, supuestamente, para parecerse a un modelo ideal o aumentar las funcionalidades (digamos, por ejemplo, recuperar la vista perdida), lejos de provocar felicidad, es causa de angustia en el ser. Incluso se ven como una imposibilidad de manejarlo correctamente, si no se recurre al psicoanálisis para preparar la psiquis ante el cambio drástico. Pero el cuerpo, por más implantes tecnológico que existan, no pierde su carácter de único, irremplazable y mortal. Así se ve en el diálogo de uno de los miembros de las FA con Shuuji.

“Tiene que tomar estas medicinas. Si no lo hace, morirá”. Saikano, capítulo 10.

“Es un ser humano y nada mas que eso. Ella es igual que tu y yo. Una vez que muera, nada podrá traerla de vuelta”. Saikano, capítulo 11.

A pesar de todos el desarrollo tecnológico desde la Edad de Piedra hasta ahora, los supuestos avances han hecho más fácil darle muerte a los seres de cualquier especie, humanos incluidos. Pero, para consagrarse definitivamente como valor positivo, tendría que haber solucionado el problema de la fragilidad del cuerpo humano, y su irreversible desgaste. En las medicinas, parecía estar la respuestas, ya que alargan y mejoran la vida. Irónicamente, en muchos casos solo sirven para “parchar” lo mismo que la tecnología por otro lado desarregla (el medio ambiente contaminado, los virus intrahospitalarios, etc).

c) El ideal de perfección humana

Shuuji describe a Chise tanto al principio como al final de la serie.

“Chise, la pequeña Chise. Es bonita, pero es mas lenta que una tortuga. Y por si fuera poco, es patosa y sus notas son mediocres. Solo se le da bien la historia. Y enana, y miedosa. Además tiene la manía de disculparse por todo. A menudo dice que le gustaría ser más fuerte. Pero ella es mi novia, y yo soy su novio. Por poco que sea el tiempo que nos toque vivir, lo viviremos. Y seguiremos viviendo”. Saikano, tomo 1, 7 y capítulos 1 y 13 del anime.

En este sentido, Chise va en contra del modelo de otros anime; es un ideal de perfección funcional, en cuanto a que es el arma más sofisticada, definitiva. Pero en los demás aspectos que la componen como ciborg no han sido modificados. Su apariencia es la de cualquier otra chica y el “encanto” que perciben en ella el género masculino es justamente en sus características de ser bonita pero de un modo natural, un poco tímida, inocentona y torpe. Con respecto a su aspecto físico, evidentemente los científicos de la milicia advirtieron que de ese modo no llamaría la atención de los espías enemigos. Chise, como toda adolescente, también desearía alcanzar el ideal de belleza que la liga a la perfección de su apariencia (en varias ocasiones le preocupa el tamaño de sus pechos), incluso siendo conciente de los perjuicios que las modificaciones artificiales del cuerpo traen.

Su personalidad es un problema más complejo; no logra “encajar” en la lógica del cuerpo castrense. Esto preocupa a sus superiores, a quienes les gustaría modificar a Chise para que fuera una comandante de verdad. Se puede apreciar una resistencia constante de la personalidad a ser modificada, contra la fuerza de las instituyentes, en este caso la milicia, que aunque domine la situación no logra resultados en ella.

Un personaje que no se encuentra en la trama original de la historieta, pero si en la serie de OVAs, es la Teniente Coronel Misuki, de las Fuerzas de Autodefensa. Ella también es un ciborg, posee un brazo cibernético y su función es controlar el desarrollo de Chise, pues es una versión prototípica de esta. Mientras que Chise y Shuuji son personajes postmodernos, Misuki es la encarnación de los valores modernos: ella pertenece al ejercito pues pretende salvar a su país y no duda de ello, para ello efectivamente da su vida en una misión suicida[1]. La teniente Misuki cuenta a su subordinado que había entrado en el Ejercito para que su padre, también militar, estuviese orgulloso de ella.

“...es por eso que dediqué mi vida a los estudios y al entrenamiento físico. No existían cosas tales como reír, jugar o un chico que me gustara. A mis espaldas, todos me llamaban ciborg”. Saikano, OVA 2.

La crítica a la coerción que existe por parte de instituciones encargadas esencialmente del control en términos foucaultianos también está presente en este enunciado. Aquí vemos la ciborgizacion en forma no tan extrema como los implantes (ella adquiere su brazo robotico mucho después de que pasara lo descrito), pero sí la negación de la libertad individual y la posibilidad de vincularse a través del afecto. Sin embargo, Mizuki aceptó esos sacrificios por amor a su padre, cumpliendo con una idea del “deber ser” y también ella está prohibidamente enamorada de un compañero casado, y lo que es peor, inferior en el rango militar. No hay institucionalización lo suficientemente fuerte para que se erradique la necesidad de afecto y por muy avanzada que sea la debilitación de los lazos sociales de los que habla Mitcham gracias a la fuerza de lo instituido, se le presenta con una respuesta de igual nivel de ruptura (o al menos el intento) con lo establecido.

d) El carácter divino otorgado a la tecnología

La descripción de Chise como arma definitiva no es muy clara. Posee un brazo biónico que carga algo así como una metralleta, le salen determinados cables de los que puede disparar mísiles. Pero más impactante que todo eso son sus alas blancas, y el halo de luz que emana de ella cada vez que se enciende antes de atacar, asemejándose a un ángel.

Soldado enemigo: “¿Qué si es una diosa? ¡Es un demonio! ¡Es el arma final de este país!”. Saikano, OVA 1

Pensamientos de Chise:

“Lo siento. Soy un demonio. Soy un Shinigami[2]. Soy un monstruo” Saikano, OVA 2.

Alusiones a figuras divinas y diabólicas al mismo tiempo. Así se percibe a la tecnología en las posturas tecnofílicas y tecnofóbicas. Dijimos en el apartado referido a la religión que el interés en Dios se ha desplazado hacia la tecnología. Esperanza y fracaso se reúnen a su alrededor. La vida y la muerte pasan por su existencia. No obstante...

“Chise: -En realidad no soy un monstruo...

Técnico: -Esta desesperada porque tiene miedo de no poder detenerse. Fue sobre-desarrollada como arma. Las células están consumiendo su cuerpo, reacciona indiscriminada-mente a cualquier ataque.” Saikano, OVA 2.

La tecnología no puede funcionar sola, no determina si mata o hace vivir. Pensar lo contrario, sería caer en un quid pro quo, a la manera que lo entendía Marx, de tratar a las cosas como personas y a las personas como cosas. A diferencia de lo mostrado en Mazinger, Evangelion, y otros animes, ninguno de los científicos tiene delirios de creerse un dios creador. Los encargados de manejar la tecnología son los directos responsables, pero no son ni dioses ni monstruos, son humanos. Tener el poder legal para decidir sobre los recursos y como afectan a la vida de las personas comunes, no equivale a tener la capacidad ni siquiera a la voluntad de hacerse cargo de las consecuencias que puede acarrear. No obstante, el imaginario de la tecnología como un carácter suprahumano, les sirve para poderse escudarse y disculparse a quienes no deben hacerlo ante la mirada del resto.

e) La verdadera condición humana

Todo lo expresado durante gran parte de la serie en todas sus versiones se condensa en las ultimas palabras de Mizuki a Chise.

“No eres un arma. Estás enamorada, eso significa que eres humana”. Saikano, OVA 2.

Más allá del nivel de desarrollo tecnológico existente en una sociedad, o el grado de simbiosis de lo técnico con el cuerpo físico, no son determinantes de la condición humana. El peso de las relaciones humanas, y los sentimientos que estas provocan, dan las características de ser humano. Cuando una persona o grupo comete crímenes que se consideran de “lesa humanidad”, se los califica de “inhumanos”. Quizás hemos llegado a un punto en que nos hemos diferenciado de otras especies definitivamente, pues a través de estos adelantos (no necesariamente avances) no necesitemos del resto de los seres humanos para subsistir físicamente. Pero nuestro desarrollo psíquico-emocional siempre necesitará del otro, para poder establecer el limite de esa conciencia humana y reconocerse justamente como tal, sino devendría en la muerte o en la locura como dice Castoriadis. Cada vez que Chise está a punto de enloquecer, corre a buscar a Shuuji.


[1] Además de lo ideales modernos antes descriptos, Misuki encarna otro imaginario en crisis, pero todavía de fuerte valor como es el suicido altruista a la manera que lo trabaja Durkheim. Este valor, presente también en los kamikaze de la Segunda Guerra Mundial, tiene su origen en la tradición del “harakiri” o “seppuku” propia de los samuráis. En esta práctica, la muerte a través de un gran sufrimiento como lo era abrirse el estómago tres veces, no significaba un acto de cobardía sino justamente todo lo contrario, pues se conservaba el honor pese a haberse cometido una falta o un gran fracaso. Si bien desde esa época ha caído en desuso, todavía persiste en la conciencia japonesa, siendo la sexta causa de muerte en el país.

[2] En la versión subtitulada traducen este término como “demonio”. Yo lo dejé como en el original japonés ya que un Shinigami (cuya traducción más correcta es “Dios de la muerte”) es un personaje folclórico de los mitos japoneses. Como figura imaginaria, es el equivalente a nuestro ángel de la muerte, no es ni bueno ni malo, simplemente cumple con su trabajo de llevarse a los escogidos al otro mundo.


Trabajo final seminario TICs (fragmentos)

A continuación les dejo a todos los lectores de este modesto espacio, los fragmentos de uno de mis trabajos, realizado para el seminario de TICs. En dicho trabajo exploré los imaginarios en torno a la tecnología, más concretamente el de los cyborgs en una serie de anime, Saikano.

Ciborgs, los adolescentes de la postmodernidad

Herramientas conceptuales

Para el filósofo y psicoanalista Cornelius Castoriadis, existen dos fuerzas en pugna constantes que construyen a las sociedades humanas. Por un lado, lo instituido, es decir lo que cada sociedad acepta como normal, correcto, en otras palabras lo establecido. cabe destacar que usa en un sentido amplio la idea de las instituciones, pues no son simplemente organizaciones concretas que se puedan identificar materialmente hablando. Ni siquiera son tan importantes por su materialidad, sino por lo la significación que le dan los sujetos en su propia vida. Proveen de sentido al mundo, para transformarlo en “nuestro mundo”. Todos los miembros de una mismo colectivo comparten una idea más o menos concreta de lo que para ellos significa el amor, la guerra, el Estado, la Iglesia, etc, la cual puede ir variando con el tiempo, o por su misma rigidez desaparecer (se identifican instituciones trashistóricas e históricas, según el caso). A esto se le llama Imaginario social instituido. Por el otro lado está lo instituyente, la fuerzas que luchan por cambiar lo instituido. Nuevamente no necesariamente deben ser identificadas como algo material; una nueva pieza musical puede ser tan instituyente como el Marxismo.

Según Castoriadis, a diferencia del psicoanálisis tradicional, la creación es un proceso individual pero también colectivo, que funda justamente lo histórico-social. Eso es lo que él define como Imaginario social instituyente. Ambas fuerzas son necesarias, porque como seres humanos que somos, necesitamos lo instituido pues una falta absoluta de orden devendría en la locura o en la muerte, pero también está en nosotros la necesidad de cambiarlo. Hay épocas en que lo instituyente se centra en un cambio en el espíritu humano (arte, ciencia, etc), otros en un cambio en la invención tecnológica como ocurre en la época actual. La visión de Castoriadis más ofrecer una visión de una época, es una reflexión sobre la condición humana y su devenir. Y es por las preguntas sobre la condición humana que aparece el ciborg.

Como se ha dicho en la introducción, el ciborg (del inglés “cyborg”) es un ser que tiene en su composición partes humanas (originariamente fue un ser humano cualquiera, a diferencia de los androides) y agregados mecánicos, sin los cuales no podría sobrevivir o al menos desenvolverse correctamente. La etimología de la palabra no debe buscarse dentro de la ciencia ficción, sino que tiene sus orígenes en los años sesenta, cuando las principales potencias mundiales de ese momento, Estados Unidos y la ya desaparecida URSS se lanzaron a la conquista del espacio.

Manfred E. Clynes y Nathan S. Kline buscaban definir las características de una especie de “super hombre” que pudieran sobrevivir en el espacio exterior. Las características resaltadas para este astronauta incluían control de la presión, enzimas, problemas metabólicos y controles hipotérmicos, efectos de radiación... es decir que en su mayoría se avocaban a la resolución de problemas en relación al metabolismo del cuerpo. Sin embargo llama la atención el punto final referido a la “psicosis”, sobre la cual no era posible tener control de antemano y pensaban en la posibilidad de que sus compañeros puedan sedarlo o incluso controlarlo desde la Tierra, lo que refleja una lógica de control sobre el cuerpo (por medio de la medicina) por parte de las corporaciones (en este caso, la NASA). No obstante, gran parte por lo propuesto por estos científicos para el super astronauta quedó en el olvido, como la misma carrera espacial, pero el ciborg se convirtió en una figura del imaginario popular, trabajado de distintas formas por la ciencia ficción hasta el cansancio. El ciborg, es un producto del ser humano de la Postmodernidad, que se ve a si mismo en la necesidad de sobrevivir a un medio ambiente hostil (en todos los matices posibles) que ya no es el espacio, sino el mismo planeta Tierra. Contaminación, guerra, enfermedades, cambio climático, aumento del crimen son algunos de los motivos que justifican la aparición de un ciborg (a diferencia de los robots, a los cuales se los suele asociar ante todo a la servidumbre), casualmente, todos problemas provocados por el hombre mismo.

En su libro “El cuerpo transformado”, Naief Yehya postula que el ciborg “se caracteriza por ser una combinación de lo evolucionado y lo manufacturado, es una entidad distinta de sus predecesores humanos y maquinales, como el robot, el cual es un aparato electromecánico relativamente autónomo que puede tener cualquier forma en función de su uso, y el androide, el cual puede ser un robot antropomórfico carente de elementos orgánicos o bien puede ser un humanoide manufacturado tecnológicamente a partir de diversos elementos, incluyendo sustancias orgánicas. Lo que varía entre el ciborg y el androide es la cantidad de sí mismos que es tecnológica y la que es orgánica y en determinados casos, humana.”. Muchos autores consideran que efectivamente los ciborgs existen en el mundo real y cotidiano, un marca pasos, una prótesis mamaria, un par de anteojos son de hecho elementos tecnológicos destinados a suplir la falta (no aumentar) de determinadas funciones biológicas. Sin embargo, reducir el concepto de esta manera es quitarle la carga simbólica que posee para el hombre de finales del siglo XX y comienzos del XXI hablar de un ciborg. Agrega Yehya a su definición anterior. “Es una mezcla de lo orgánico, lo mitológico y lo tecnológico; es un ser que nos incorpora y que llevamos dentro. Es decir que robots, androides y humanos pueden ser y estar contenidos en el ciborg. El ciborg y el androide son seres límite, criaturas fundamentalmente metafóricas que nos ayudan a definirnos, a establecer las fronteras entre lo que consideramos natural y lo artificial, además de que nos ayudan a entender hacia dónde vamos.”.

El ciborg se interroga permanentemente por cuestiones existenciales. A nivel simbólico, ha tomado como personaje imaginario y aparentemente inocente, encarnando las preguntas existencialistas para la cuales ni la religión ni la filosofía ofrecen respuesta en la vida moderna en crisis o postmoderna y que en apariencia dejaron de importarle a la sociedad. El ciborg se cuestiona quién es, pero no por preguntarse de dónde vino (cosa que en la trama de las historias futuristas suele estar claro), sino hacia donde va, se interroga sobre su subjetividad porque no tiene claro su destino. Tiene determinadas características físicas, la sociedad espera que haga determinadas cosas con ellas, pero por otro lado es un ser humano dotado de voluntad y libre albedrío, por lo que no está obligado a hacer lo que otros esperan y busca “su propia respuesta”, su lugar en el mundo. El ser humano contemporáneo, aparentemente conectado por el avance de las tecnologías comunicacionales, pero aislado en su trato de humano a humano (y no necesariamente habría que pensar en las comunicaciones on-line, sino en su aislamiento hacia el interior de su ser) se plantea estas mismas preguntas.

Habiendo ya precisado los alcances del término, se pasará a definir la construcción del signo “ciborg” según la ciencia ficción, pues al no ser seres empíricos pueden o no presentar las características de los humanos ciborgizados, ya que los primeros están basados en los segundos, y no al revés como podría parecer. Existen personajes como “El hombre biónico”, “Robocop”, “Astroboy”, porque existen los sujetos reales que no tienen los condimentos románticos de los personajes de ficción y por eso parecen no existir, o tal vez estén tan internalizados que por eso sea necesaria la ciencia-ficción para poder advertirlos, poniendo en una pantalla nuestros miedos, nuestros anhelos y nuestros interrogantes. No todos los ciborgs de ficción son iguales, porque no todos responden al mismo imaginarios social, fueron creados en diversas épocas por diversas culturas con diversas historias. En otras palabras, a distintas sociedad, distintas producciones culturales. El ciborg, entendido en este caso como personaje de historias del comic y del cine, tendrá características especiales en cada caso. Mark Oehlert clasifica a estos seres de ficción en distintas categorías según los elementos tecnológicos que tiene incorporado:

a) Controladores simples: quienes tienen accesorios, especialmente armas, removibles y/o implantados quirúrgicamente y conectados a su sistema nervioso.

b) Integradores biotecnológicos: la relación entre tecnología y organismo es más estrecha que en el caso anterior. Aquí los sistemas cibernéticos del personaje tienen una estrecha simbiosis con el cuerpo, en ocasiones incuso su estructura molecular ha sido alterada de manera irreversible.

c) Ciborgs genéticos: sus poderes dependen de la modificación deliberada de su código genético. Estos personajes pueden o no tener implantes y en ocasiones pueden alterar su estructura biológica.

Cabría preguntarse porqué los primeros seres con características tecnológicas incorporadas al cuerpo aparecen recién en 1965 en Japón mientras que en otros lugares se ven antecedentes desde las década del 20/30. En Alemania, se presenta la película de Fritz Lang “Metrópolis” de 1923 (producción pionera en el tema y además influenció la concepción del androide a nivel mundial, que no ha variado demasiado), donde la bella y dulce María es reemplazada por una androide igual a ella con el objetivo de desbaratar su revolución proletaria. A su vez, los comics norteamericanos que comienzan a expandirse a través de los dos grandes estudios del momento, DC comic y Marvel, empiezan a crear seres dotados de dispositivos técnicos (aunque no eran ciborgs en el conceptos más estricto, pues no tenían los elementos técnicos incorporados en su cuerpo) que los ayudaban a combatir no el crimen como lo hacen en sus versiones fílmicas, sino al nazismo como lo hacían Batman y El capitán América en 1939, aunque el primer ciborg en sentido estricto de historieta lo crea Marvel en “Iron Man” de 1963, casualmente coincidiendo con la fiebre por la carrera espacial y con el mismo Astroboy. La respuesta a este interrogante está en el corazón de la historia japonesa.

Japón vivió el proceso de salida del mundo feudal al capitalismo en apenas un siglo, cosa que le llevó a Europa unos cuatrocientos años. Hasta 1853, Japón vivía en un ambiente medieval, aunque lo más correcto sería decir “pre industrializado”, bajo el régimen del Shogunato (el Shogún era el jefe de la milicia y el verdadero poder del imperio, pese a que existía el emperador) y los puertos de Japón estaban cerrados al comercio (y a la influencia) de Occidente. La expedición a cargo del comodoro Perry de los Estados Unidos obliga al emperador a abrir el comercio en un episodio conocido como “La llegada de los barcos negros” bajo amenaza de disparar armas de fuego sobre Japón. El emperador acepta, pues la única tecnología armamentística que poseía eran espadas y catapultas. Comienza un período de guerras civiles, que en 1868 termina con la victoria de los revolucionarios y la dimisión del shogún. Así comienza la industrialización de Japón, pero no a niveles totales. En 1939 comienza la Segunda Guerra Mundial y Japón se alía a la Triple Endiente. Finalmente en 1945, recibe el bombardeo en Hiroshima y Nagasaki[1] donde Japón se rinde ante Estados Unidos y el archipiélago es ocupado durante nueve años por los norteamericanos. Al haber perdido la guerra, Japón se encuentra en la total ruina, devastada por las bombas y sumida en la pobreza, por lo que debe encontrar la forma de reconstruirse económicamente. Japón comienza a poner todas sus energías en la elaboración de tecnologías no-bélicas (ya que al perder la guerra, le fue impuesta una política de armamento mínimo), como lo son la restauración/ creación de las industrias del Vinilon y el Nylon (1946-47). En 1949 Hideki Yugawa recibe el Nobel de Física. Dice Koji Kimura al respecto:El abastecimiento de las mercaderías necesarias para las tropas ocupantes de Estados Unidos, construcción de sus viviendas, reparación de los equipos de transporte y la restauración inmediata de suministros de mercadera militar para la Guerra con Korea, contribuyen a la reactivación de la actividad económica”. En 1956 Sony comienza a producir la radio a transistores como industria nacional y Toyota lanza el Toyotapet-super. La empresa Matsushita Electric se convierte en la compañía que produce los tres símbolos de status de la época: televisión, lavarropas y heladera. Todo esto es posible por el impulso que el gobierno comienza a darle a la industria, a través del diseño, para los cuales crea la “Marca G”. Sobre esto, dice el discurso oficial del gobierno en 1957: “en el diseño existe una fuerza que conecta la vida y la industria, desarrollando una sociedad integra”. Esta escrito que desde este punto de vista fue necesario introducir esta acción estimulante la cuál representó al premio y creó esta institución.

Al mismo surge el desarrollo de los manga como industria. “El manga se presenta como una industria floreciente, en la que es buena invertir: sirve como medio de distracción a la población traumatizada por la guerra y es una industria pacífica”. Osamu Tezuka, inicia el proceso en 1952, creando a su personaje de “Astroboy, el cual tiene tres honores: el ser el primer personaje de un manga/anime que saltara a la escena mundial, inaugurar el estilo de dibujo del manga actual y al mismo tiempo ser el primer personaje de ciencia ficción japonés. De allí el manga comienza su crecimiento imparable al aumentar su popularidad gracias a, entre otras cosas, su precio económico y el aumento del poder adquisitivo del pueblo japonés, el cual aumentó al doble de la generación nacida en los años ‘60s a la nacida en los ‘80s.”.

De este breve racconto histórico, se puede apreciar que las significaciones que puede tener un japonés acerca de la tecnología son mucho más complicada que la de los habitantes de otros países también altamente desarrollados, pero que son capaces de disponer armamento militar. Por un lado, la tecnología es el medio necesario para insertarse en el mundo, por el otro es la responsable de las principales destrucciones vividas por el país. Es muy difícil hacer sin un conocimiento más profundo de la cosmovisión imperante en cuanto a la tecnología en el Japón moderno estando tan lejos. La sociedad japonesa misma aún tiene una puja a su interior sobre si volver al pasado o rechazarlo totalmente y seguir el ideal occidental y moderno de apuntar permanentemente al futuro. Pero de lo que se puede apreciar en los relatos de ciencia ficción, que incluye tanto las historias de corte futurista como “Akira”, “Ghost in the shell” junto con otras aparentemente más inocentes como “Saber Marionette” y las series de mechas (robots gigantes) al estilo Macross/Robotech, las series de Gundam y también Evangelion, en donde la tecnología aparece encarnada como personajes de la historia; podemos observar que algo ha cambiado con respecto a ese imaginario tecnológico desde la época de Astroboy, donde este androide es creado con una chispa de vida humana y asume la misión de ser “un puente entre los humanos y las máquinas”. La visión se ha tornado menos inocente a partir de los años ’80 (consecuentemente con el nacimiento del manga moderno).

Actualmente, de lo que se puede extraer de todos los argumentos es que predomina una visión más bien ambigua con respecto a los usos y la capacidad de control de la tecnología, a la manera del romanticismo alemán moderno del siglo XVIII. Dentro de ese marco se puede advertir de una atmósfera de desasosiego romántico, retomando la clasificación de Carl Mitcham, a la cual dota de estas características:

a) La voluntad de la tecnología es un aspecto de la creatividad, que se ocupa menos de otras actividades.

b) En la acción personal la tecnología engendra libertad pero aparta de la fuerza necesaria para ejercitarla, mientras que en la acción social la tecnología debilita los lazos de afectos sociales.

c) Imaginación y visión son más cruciales que el conocimiento técnico.

d) Los artefactos expanden los procesos de la vida y rebelan lo sublime.

Si bien se le considera a esta categoría como ligada al siglo XVII alemán, hay mucho de actual en lo propuesto en la ficción japonesa, sobre todo en lo ligado a los puntos a y b, como se podrá comprobar en el desarrollo del trabajo. Las implicaciones de esta cosmovisión del mundo se trasladan en verdad a todos los aspectos del entendimiento humano, sea ciencia, sea arte, sea política. Dice Nicollas Casullo al respecto del romanticismo alemán:

“La modernidad romántica es trágica porque comprende esa secuencia como destino irreversible, ya trazado. Entiende que se extravió para siempre aquella unidad de lo verdadero, lo bueno y la belleza. Y sin embargo el derrotero del sujeto moderno será luchar contra el destino. Tratar de torcerlo. Reconciliar lo quebrado, previendo el fracaso en tal empresa, pero sintiendo la inconmensurable dignidad de intentarla, y sobrevivir como testigo: como héroe, genio, poeta, victima”

Claro que lo válido para el siglo XVII, no tendría por qué ser valido para la realidad o la ficción de principios del siglo XXI, mucho menos para la sociedad japonesa, cuyo carácter actual de industrializada y capitalista no le da necesariamente status de sociedad occidental (o por lo menos no “simplemente occidental”). Justamente su manera de ser, y su puja permanente entre lo viejo y lo nuevo, entre la tradición y la apertura es sólo posible y comprensible desde una mirada postmoderna del mundo, donde las líneas fronterizas ya no son el límite de los ordenamientos políticos.

Sobre el concepto de Postmodernidad, mucho se ha dicho y se seguirá diciendo. No es la intención de este trabajo resolver una disputa tan marcada: sea por su existencia, sea por su vigencia. De todos modos, es cierto que muchos imaginarios sociales han caído o al menos se encuentran en una crisis de la que no parece haber una salida a corto plazo. El cambio de la situación de hace evidente para cualquier ciencia social, incluso para las llamadas “duras (entre ellas las que se dedican a la creación y producción de la tecnología). Recordemos un poco los principales postulados de la Modernidad para poder comprender qué está en juego en la Postmodernidad. La primera es un movimiento cultural que surge en la Europa del siglo XVI hasta parte del siglo XX. Tiene como una idea progresista de la historia, donde la humanidad persigue un sentido que la llevará por el camino del bien. Este camino se alcanza a través de la búsqueda de la verdad, el deber y la belleza, encarnadas en tres esferas: la ciencia, la moralidad y el arte. Unas impregnan a las otras, porque hay una unidad de pensamiento. Se apunta permanentemente al futuro, a un mañana mejor, a la liberación humana a través de la universalidad de la razón, pues ya todo puede ser explicado. En ese sentido, la ciencia y la técnica juegan un papel fundamental. Esta persigue simplemente fines buenos, y por eso todos los medios están justificados. Determina lo que es verdadero y lo que no. El Romanticismo alemán critica justamente esto, aunque no puede apartarse totalmente como vimos anteriormente, y por eso sufre, de todos modos, sus sospechas comienzan a cumplirse recién promediando el siglo XX.

Dice Esther Díaz en su libro sobre la Postmodernidad al respecto: “La ciencia entra en crisis de manera interna y externa” Se conmueven las leyes inmutables y deterministas sobre las que la ciencia parece apoyarse, por una parte y se deteriora su imagen de salvadora, por la otra. Ambos conflictos se tocan en un punto: la tecnología. El conflicto se externo se genera en la comprobación de que la ciencia, a través de sus aplicaciones tecnológicas, produce bienestar, pero también produce destrucción”. Y agrega párrafos más tarde: “La técnica ocupa hoy el espacio que antes ocupaban los grandes relatos abarcadores, pero en otro sentido. Estos relatos intentaban legitimar desde una legalización universal. En cambio la técnica legitima “de hecho” mediante la eficiencia. Los ‘decidores’ invierten dinero en investigaciones y desean fuertes dividendos.... solo el diez por ciento de la investigación científica mundial se desarrolla siguiendo los parámetros de la investigación básica o ‘pura’.

Pero el imaginario sobre la ciencia no es el único puesto en tela de juicio en esta etapa de crisis, cambio, o lo que en verdad sea. El arte y la literatura también sufrieron sus modificaciones y estas se hacen bastante evidentes en la caída del héroe, como figura imaginaria. Otra vez cumpliéndose los postulados de los románticos alemanes, los anime japoneses son abundantes en los llamados “anti héroes” o “héroes oscuros”. Vanina Papalini, siguiendo un camino parecido al de este trabajo escribe en el capítulo cinco de su tesis sobre la animación japonesa lo siguiente:

“¿Es posible la existencia de héroes de la postmodernidad? Pareciera, según el modelo del héroe moderno, de inspiración romántica, que esto fuera imposible: la posmodernidad, se caracteriza justamente por sus carencias: por la desaparición de las gestas, de héroes, de figuras épicas o trágicas, por permitir el ‘ascenso de la insignificancia’ (Castoriadis), la disolución de los horizontes del sentido o ‘era del vacío’ (Lipovetsky), la ‘individualización de los destinos’ (Auge). Sin embargo, a nivel de la ficción, esta premisa no es totalmente cierta. No lo es porque es imposible la existencia de colectivos sociales sin alguna forma (así sea débil, provisoria y acotada) de sentido que oriente la vida social... Esta presencia heroica en las historias que, como se mostrarán, guardan muchos rasgos de aquellos descriptos como postmodernos, aluden a una reconstrucción del sentido, de orientación incierta aún, sobre parámetros distintos”.

Puestas las bases del desarrollo teórico desde donde se encarará el trabajo, se procederá a hacer un análisis detallado de los principales componentes de la trama, los imaginarios que rodean a los personajes y que influyen en su comportamiento, donde el ciborg encarnado en la figura de Chise, y su interlocutor, Shuuji construyen y despliegan su subjetividad. La pregunta esencial es: si el ciborg, tomado como metáfora es un signo de la postmodernidad, ¿en lugar de qué está este signo? ¿Qué es aquello que no nos es lo suficientemente evidente como para que debamos descubrirlo a través de la ficción? La búsqueda de esa respuesta es el espíritu que guiará la siguiente parte de este estudio.



[1] El tema de la bomba atómica fue tan traumático al interior de la sociedad japonesa, que durante años no se supo cómo debía ser encarado desde la historia, lo que provocó muchos mal entendidos. Es vox populi que muchos niños japoneses creían que la bomba había sido arrojada por la URSS y no por EEUU, debido a que en muchas películas norteamericanas sobre la guerra, los rusos eran retratados como los enemigos.

miércoles, 18 de junio de 2008

Caramelldansen: todo lo que la globalización y la animación flash pueden hacer

Bueno, se supone que esto es un breve post así que será poco lo que diga.
Lo que van a ver a continuación es un video "casero" por así decirlo en que se parodia a los personajes del anime Gundam 00. Para ello no usan ninguna imagen de la serie, sino que alguien de nombre Nicolito y que según él vive en Japón, hizo unas plantillas con dos movimientos para cada personaje, las combina con un fondo y luego inserta la pista de la canción sueca "Caramelldansen".
Este video se ha hecho muy popular, y estoy segura que a Manovich y su unión de usuarios y proveedores estará satisfecha.


.