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miércoles, 9 de julio de 2008

Trabajo final seminario TICs (fragmentos) parte 2

Análisis semiótico

Principales componentes de la trama:

La trama se centra sobre cuatro pilares: el amor, la guerra (un contraste que Freud ya había puesto en evidencia hace más de un siglo), la historia y la tecnología. Sin embargo esta última no aparece como algo a lo que se menciona directamente, sino que se lo ve como integrante de la vida de los personajes en mayor o menor medida. Por un lado, tiene una valoración positiva, en el sentido que sirve para la recreación y el confort de la vida cotidiana. Por el otro, amenaza con destruirlo potencialmente todo, aunque irónicamente los personajes planean defenderse de la misma manera.

Escenario presentado:

La historia se sitúa en un pequeño pueblo de pescadores, situado en la isla de Hokkaido, la isla más fría de Japón por su cercanía al polo norte, cercana a la ciudad de Sapporo, pero lejana a la capital del país, Tokio, por tanto conserva todas las características de un pueblo: una sola escuela, un solo hospital, etc. El tiempo propuesto es durante el trascurso de una Tercer Guerra Mundial. Sin embargo, no hay ninguna característica que permita pensar que se trata del futuro, así que podemos concluir que es un presente alternativo, sin ninguna diferencia al mundo actual. Incluso la guerra es algo que ocurre “muy lejos” de los personajes.

Personajes:

Chise, tiene 17 años y es una estudiante de secundaria. Algo tímida y muy torpe (siempre aparece lastimada), regularmente se disculpa por todas las cosas que hace. Luego de confesar su amor a Shuuji como una prueba de coraje, ambos comienzan a salir. Por ser la única disponible en el momento de la operación, Chise es transformada por el ejército en un arma. Después de enfrentar varias batallas, comienza a pensar reiteradamente se está convirtiendo más en un arma que en humano, conforme pasa la serie Chise se va convirtiendo en una persona fría que piensa reiteradamente en la muerte propia y de los otros, rasgo que pierde cuando vuelve a encontrarse con su enamorado.

Shuuji es el compañero de clases y novio de Chise. Es un poco distante y frío. Tuvo una relación amorosa a temprana edad con la que confunde lo que es el amor, por tanto no sabe como actuar con su actual novia e incluso la trata mal, aunque cada vez se va involucrando más y más con ella hasta un punto sin retorno. Pese a conocer el secreto de Chise, se niega en todo momento a aceptar que ella no es una persona común. Uno de los traumas de Shuuji es que nunca puede proteger a los que ama, además de que se culpa por hacer sufrir a Chise y a los demás.

Las personalidades de Shuuji y Chise a simple vista parecen muy llanas, pero en realidad representan el contraste entre el ciborg, es decir una persona que incorporó las prótesis tecnológicas y alteró su comportamiento por esta causa, y las personas que tienen un uso de la tecnología más “tradicional”, y que solo se limita a sus lentes de ver de cerca y su walkman y bipper. En realidad, sólo podemos darnos cuenta de que Chise es un ser distinto porque tiene a Shuuji para mostrar como son las personas del promedio general. El resto de los personajes sirven a la trama romántica pero no son demasiado relevantes para el motivo tecnológico, que es el que nos interesa aquí. De todos modos merece una mención especial la Teniente Misuki, de las Fuerzas de Autodefensa de Japón, que si bien es un personaje creado especialmente para la serie de OVAs, aporta también con sus acciones, algunos contrastes interesantes de analizar.

Arcos arguméntales de la trama:

La historia se puede dividir en tres grandes espacios, los cuales tienen que ver con las tres transformaciones que sufre Chise en su cuerpo:

El primero y principal, que abarca dos tercios de la historia, va desde el momento que Chise se revela por accidente ante Shuuji que es “El arma definitiva” (no se la ve en momentos previos a esta transformación) hasta el momento que se terminan sus medicamentos para soportar los implantes y comienza a desfallecer. Shuuji debe entregarla al ejercito (del que está huyendo), pues son los únicos que poseen los medios para estabilizarla, porque los efectos secundarios de esta falta son altamente destructivos para ella y para los que la rodean.

El segundo va desde su vuelta del laboratorio de la Fuerza de Autodefensas hasta su encuentro nuevamente con Shuuji en el templo, donde al abrazarla él descubre que todo su cuerpo se ha convertido en robot, y aparentemente sólo queda de ella parte de su alma. Este momento termina un día después, cuando se da la batalla final contra los países enemigos de Japón. Chise decide destruir el pueblo, el único aun en pie, provocando un tsunami que arrasa con todo y el último bastión de la humanidad es destruido.

La tercera parte y que da un fin a la historia nos presenta a Shuuji como el único ser humano sobreviviente, ya que fue el único al cual el poder bélico de Chise pudo proteger, pues su función original es destruir. Shuuji encuentra una cápsula, que contiene un holograma de Chise, el cual le explica que su antigua novia ha muerto definitivamente, y sólo ha quedado esa cápsula que puede reproducir a través de un holograma la personalidad de ella. A su vez le explica que eventualmente y cómo es un ser humano con las funciones vitales normales, él también morirá, pero ella seguirá allí eternamente, acompañándolo. Esta es la versión de la historia original, y la que se ha cambiado tanto en la versión del anime, donde aparece una versión simplificada, pero que conserva el espíritu original, como en la de la película con actores reales[1].

A continuación haré un repaso a los principales imaginarios que circulan dentro de la historia de Saikano, pues en su gran mayoría podemos encontrar una analogía directa a las instituciones que existen en nuestra sociedad occidental actual y otros que son solamente entendibles dentro del marco de la cultura japonesa. En cada caso, serán aclaradas las diferencias pertinentes.


[1] La corrección política de la versión con actores es digna de destacarse. No solo elimina todos los aspectos “ríspidos” de las relaciones humanas han sido suavizados o totalmente eliminados, sino que el final es deliberadamente cambiado. Las Fuerzas de Autodefensa vienen a buscar a Chise y le explican que han llegado a un acuerdo entre los países beligerantes (siendo que en el manga/ anime no hay siquiera la intención de que esto ocurra), pero para ello obligan a Japón a dirimir sus armas, entre ellas El arma definitiva. Chise acepta, y el mundo se salva gracias su valentía de enfrentar la muerte y el sacrificio de Shuuji de perderla. Posteriormente, él encuentra la cápsula en el desierto donde Chise dejo grabada una voz con un ultimo mensaje para él. Más allá de la verosimilitud del final, es evidente que el mensaje total de la historia cambia radicalmente, para volverse una historia de héroes al estilo clásico donde el sacrificio de uno alcanza para salvarlos a todos, lejos de su impronta postmoderna y su mensaje de advertencia del verdadero peligro que atraviesa la humanidad.

La condición humana

a) Las funciones biológicas como signo e vida y el dominio del cuerpo

En el principio de la historia, después del bombardeo al centro comercial de Sapporo, Shuuji resulta herido y observa detenidamente su sangre. Luego ve entre la niebla a Chise en su estado de arma. Su corazón late cada vez más fuerte e instintivamente la abraza en silencio, luego dice:

“Aquel día, cuando abracé a Chise... su corazón no latía”, Saikano, capítulo 1.

Esta escena, además de reflejar la obvia necesidad del contacto físico con nuestros semejantes ante la sensación de desamparo y peligro indica algo más. Durante la Modernidad, lo real podía constatarse a través de los sentidos, de la comprobación empírica. De ese modo surgen la química, la física, etc. En la Postmodernidad esto ya no es posible. Sin llegar a lo virtual aún, la modificación del cuerpo por la tecnología, nos hace dudar constantemente de lo que los sentidos nos presentan, sobre todo los ojos y los oídos. Es común que un hombre se lleve una falsa impresión acerca de una mujer y al tener contacto físico directo, descubra que tiene alguna cirugía estética como las prótesis para agrandar los senos.

Posteriormente, Chise le dice que no entiende muy bien que le pasó a su cuerpo, pero que los científicos de las FA explicaron que su cuerpo como tal, habían dejado de funcionar. Shuuji la mira sin entenderla, pues por más que podamos comprobar que los sentidos nos engañan de modo racional, nuestra psiquis se niega a aceptarlo. No obstante, en un momento trata de convencer a Chise que se desnude. Cuando ella se queda sin camisa, él ve las marcas en el pecho producto de la alteración de sus funciones biológicas (Chise pertenece a la categoría de “integradores biotecnológicos” según lo dicho por Oehlert). Al ver las cicatrices, corre la vista y se aleja violentamente. Aquí se puede percibir otra característica de la condición humana: el rechazo por lo distinto, lo que no es posible de comprender. En ese sentido, el ciborg es un ser discriminado.

b) Los cuestionamientos sobre la identidad en relación al cuerpo.

Chise:

“Es mi propio cuerpo pero... ¿Qué soy yo?”

“Shuu, yo crezco cuando gano experiencia. Crezco cada vez más y más, cada vez me parezco más a un arma”

“Mi cuerpo... ya no podré volver a ser normal. Para ser precisos, no seré normal nunca más”. Saikano, capítulo 2.

Tanto trabajo sobre el cuerpo (trasformación, diría Yehya), provoca un cuestionamiento acerca de la identidad que recubre a ese cuerpo, no en términos de la búsqueda del origen, como en las etapas previas a la Postmodernidad, sino de la situación actual y por supuesto futura. Recordemos el caso de las cirugías estéticas, supuestamente, para parecerse a un modelo ideal o aumentar las funcionalidades (digamos, por ejemplo, recuperar la vista perdida), lejos de provocar felicidad, es causa de angustia en el ser. Incluso se ven como una imposibilidad de manejarlo correctamente, si no se recurre al psicoanálisis para preparar la psiquis ante el cambio drástico. Pero el cuerpo, por más implantes tecnológico que existan, no pierde su carácter de único, irremplazable y mortal. Así se ve en el diálogo de uno de los miembros de las FA con Shuuji.

“Tiene que tomar estas medicinas. Si no lo hace, morirá”. Saikano, capítulo 10.

“Es un ser humano y nada mas que eso. Ella es igual que tu y yo. Una vez que muera, nada podrá traerla de vuelta”. Saikano, capítulo 11.

A pesar de todos el desarrollo tecnológico desde la Edad de Piedra hasta ahora, los supuestos avances han hecho más fácil darle muerte a los seres de cualquier especie, humanos incluidos. Pero, para consagrarse definitivamente como valor positivo, tendría que haber solucionado el problema de la fragilidad del cuerpo humano, y su irreversible desgaste. En las medicinas, parecía estar la respuestas, ya que alargan y mejoran la vida. Irónicamente, en muchos casos solo sirven para “parchar” lo mismo que la tecnología por otro lado desarregla (el medio ambiente contaminado, los virus intrahospitalarios, etc).

c) El ideal de perfección humana

Shuuji describe a Chise tanto al principio como al final de la serie.

“Chise, la pequeña Chise. Es bonita, pero es mas lenta que una tortuga. Y por si fuera poco, es patosa y sus notas son mediocres. Solo se le da bien la historia. Y enana, y miedosa. Además tiene la manía de disculparse por todo. A menudo dice que le gustaría ser más fuerte. Pero ella es mi novia, y yo soy su novio. Por poco que sea el tiempo que nos toque vivir, lo viviremos. Y seguiremos viviendo”. Saikano, tomo 1, 7 y capítulos 1 y 13 del anime.

En este sentido, Chise va en contra del modelo de otros anime; es un ideal de perfección funcional, en cuanto a que es el arma más sofisticada, definitiva. Pero en los demás aspectos que la componen como ciborg no han sido modificados. Su apariencia es la de cualquier otra chica y el “encanto” que perciben en ella el género masculino es justamente en sus características de ser bonita pero de un modo natural, un poco tímida, inocentona y torpe. Con respecto a su aspecto físico, evidentemente los científicos de la milicia advirtieron que de ese modo no llamaría la atención de los espías enemigos. Chise, como toda adolescente, también desearía alcanzar el ideal de belleza que la liga a la perfección de su apariencia (en varias ocasiones le preocupa el tamaño de sus pechos), incluso siendo conciente de los perjuicios que las modificaciones artificiales del cuerpo traen.

Su personalidad es un problema más complejo; no logra “encajar” en la lógica del cuerpo castrense. Esto preocupa a sus superiores, a quienes les gustaría modificar a Chise para que fuera una comandante de verdad. Se puede apreciar una resistencia constante de la personalidad a ser modificada, contra la fuerza de las instituyentes, en este caso la milicia, que aunque domine la situación no logra resultados en ella.

Un personaje que no se encuentra en la trama original de la historieta, pero si en la serie de OVAs, es la Teniente Coronel Misuki, de las Fuerzas de Autodefensa. Ella también es un ciborg, posee un brazo cibernético y su función es controlar el desarrollo de Chise, pues es una versión prototípica de esta. Mientras que Chise y Shuuji son personajes postmodernos, Misuki es la encarnación de los valores modernos: ella pertenece al ejercito pues pretende salvar a su país y no duda de ello, para ello efectivamente da su vida en una misión suicida[1]. La teniente Misuki cuenta a su subordinado que había entrado en el Ejercito para que su padre, también militar, estuviese orgulloso de ella.

“...es por eso que dediqué mi vida a los estudios y al entrenamiento físico. No existían cosas tales como reír, jugar o un chico que me gustara. A mis espaldas, todos me llamaban ciborg”. Saikano, OVA 2.

La crítica a la coerción que existe por parte de instituciones encargadas esencialmente del control en términos foucaultianos también está presente en este enunciado. Aquí vemos la ciborgizacion en forma no tan extrema como los implantes (ella adquiere su brazo robotico mucho después de que pasara lo descrito), pero sí la negación de la libertad individual y la posibilidad de vincularse a través del afecto. Sin embargo, Mizuki aceptó esos sacrificios por amor a su padre, cumpliendo con una idea del “deber ser” y también ella está prohibidamente enamorada de un compañero casado, y lo que es peor, inferior en el rango militar. No hay institucionalización lo suficientemente fuerte para que se erradique la necesidad de afecto y por muy avanzada que sea la debilitación de los lazos sociales de los que habla Mitcham gracias a la fuerza de lo instituido, se le presenta con una respuesta de igual nivel de ruptura (o al menos el intento) con lo establecido.

d) El carácter divino otorgado a la tecnología

La descripción de Chise como arma definitiva no es muy clara. Posee un brazo biónico que carga algo así como una metralleta, le salen determinados cables de los que puede disparar mísiles. Pero más impactante que todo eso son sus alas blancas, y el halo de luz que emana de ella cada vez que se enciende antes de atacar, asemejándose a un ángel.

Soldado enemigo: “¿Qué si es una diosa? ¡Es un demonio! ¡Es el arma final de este país!”. Saikano, OVA 1

Pensamientos de Chise:

“Lo siento. Soy un demonio. Soy un Shinigami[2]. Soy un monstruo” Saikano, OVA 2.

Alusiones a figuras divinas y diabólicas al mismo tiempo. Así se percibe a la tecnología en las posturas tecnofílicas y tecnofóbicas. Dijimos en el apartado referido a la religión que el interés en Dios se ha desplazado hacia la tecnología. Esperanza y fracaso se reúnen a su alrededor. La vida y la muerte pasan por su existencia. No obstante...

“Chise: -En realidad no soy un monstruo...

Técnico: -Esta desesperada porque tiene miedo de no poder detenerse. Fue sobre-desarrollada como arma. Las células están consumiendo su cuerpo, reacciona indiscriminada-mente a cualquier ataque.” Saikano, OVA 2.

La tecnología no puede funcionar sola, no determina si mata o hace vivir. Pensar lo contrario, sería caer en un quid pro quo, a la manera que lo entendía Marx, de tratar a las cosas como personas y a las personas como cosas. A diferencia de lo mostrado en Mazinger, Evangelion, y otros animes, ninguno de los científicos tiene delirios de creerse un dios creador. Los encargados de manejar la tecnología son los directos responsables, pero no son ni dioses ni monstruos, son humanos. Tener el poder legal para decidir sobre los recursos y como afectan a la vida de las personas comunes, no equivale a tener la capacidad ni siquiera a la voluntad de hacerse cargo de las consecuencias que puede acarrear. No obstante, el imaginario de la tecnología como un carácter suprahumano, les sirve para poderse escudarse y disculparse a quienes no deben hacerlo ante la mirada del resto.

e) La verdadera condición humana

Todo lo expresado durante gran parte de la serie en todas sus versiones se condensa en las ultimas palabras de Mizuki a Chise.

“No eres un arma. Estás enamorada, eso significa que eres humana”. Saikano, OVA 2.

Más allá del nivel de desarrollo tecnológico existente en una sociedad, o el grado de simbiosis de lo técnico con el cuerpo físico, no son determinantes de la condición humana. El peso de las relaciones humanas, y los sentimientos que estas provocan, dan las características de ser humano. Cuando una persona o grupo comete crímenes que se consideran de “lesa humanidad”, se los califica de “inhumanos”. Quizás hemos llegado a un punto en que nos hemos diferenciado de otras especies definitivamente, pues a través de estos adelantos (no necesariamente avances) no necesitemos del resto de los seres humanos para subsistir físicamente. Pero nuestro desarrollo psíquico-emocional siempre necesitará del otro, para poder establecer el limite de esa conciencia humana y reconocerse justamente como tal, sino devendría en la muerte o en la locura como dice Castoriadis. Cada vez que Chise está a punto de enloquecer, corre a buscar a Shuuji.


[1] Además de lo ideales modernos antes descriptos, Misuki encarna otro imaginario en crisis, pero todavía de fuerte valor como es el suicido altruista a la manera que lo trabaja Durkheim. Este valor, presente también en los kamikaze de la Segunda Guerra Mundial, tiene su origen en la tradición del “harakiri” o “seppuku” propia de los samuráis. En esta práctica, la muerte a través de un gran sufrimiento como lo era abrirse el estómago tres veces, no significaba un acto de cobardía sino justamente todo lo contrario, pues se conservaba el honor pese a haberse cometido una falta o un gran fracaso. Si bien desde esa época ha caído en desuso, todavía persiste en la conciencia japonesa, siendo la sexta causa de muerte en el país.

[2] En la versión subtitulada traducen este término como “demonio”. Yo lo dejé como en el original japonés ya que un Shinigami (cuya traducción más correcta es “Dios de la muerte”) es un personaje folclórico de los mitos japoneses. Como figura imaginaria, es el equivalente a nuestro ángel de la muerte, no es ni bueno ni malo, simplemente cumple con su trabajo de llevarse a los escogidos al otro mundo.


1 comentario:

Marisol dijo...

hola vicu!!como andas¿?
paso por aca para saludarte y desearte un feliz dia del amigo!!!
besosoooooooottttteeeessssssssss
sol

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